Qué debes saber sobre la fotografía de cosmética y maquillaje
Qué debes saber sobre la fotografía de cosmética y maquillaje
La fotografía para productos de cosmética y maquillaje es una variante muy importante de la fotografía de producto, la cual va más allá de la imagen de un envase, por complejo o sencillo que éste sea. Se enfoca en otorgar todo protagonismo a la estética y a la belleza. Lo hace, como algo aspiracional, estimulando el objetivo subconsciente del espectador. Éste podrá conseguir sus metas utilizando el producto. En la rama de cosmética y maquillaje el producto debe verse enmarcado en un entorno adecuado, la estética del producto es un medio y no un fin, dado que nuestra misión prioritaria, será convencer de los resultados que se prometen al usarlo y no tanto su propia estética.
Este tipo de fotografía está especialmente orientada a la publicidad de productos cosméticos, enfocada en transmitir salud, cuidados y belleza, por lo que es necesario tener una buena formación técnica en fotografía que permita capturar detalles como el brillo, los colores, las texturas y las tonalidades de manera exacta, sobre todo teniendo en cuenta que los estilos lumínicos más frecuentes en este sector se basan en claves altas (esquemas con abundancia de luz y predominio de los tonos claros) y la piel debe verse natural, sana y perfectamente fiel a la realidad. Lo artificial, lo robótico no vende, aunque si lo tecnológico como elemento de vanguardia e investigación sanitaria.
En esta ocasión te contamos lo que debes saber sobre la fotografía de cosméticos, para y así obtener los mejores resultados con fotos más inspiradoras para tu marca de belleza.
Qué transmite una buena imagen de cosmética
La esencia del producto siempre debe destacar y sobresalir en una imagen para el sector de la cosmética, en conjunto con la calidad, la exclusividad y la apariencia. Además de todo ello, una buena imagen de cosmética debe transmitir la confianza y seguridad necesarias de que el producto es perfecto para el grupo de compradores al que va destinado, por eso este tipo de trabajos están muy bien segmentados por sexo, edad y zona geográfica.
Por otra parte, también podemos afirmar que la fotografía de cosmética debe transmitir sensaciones, provocar emociones y traspasar la barrera del envase para que el espectador sienta la suavidad, la delicadeza, la exclusividad, el lujo y la frescura, que envuelven al producto, por mencionar algunas.
Cómo se trabaja la fotografía editorial y beauty
La fotografía beauty se enfoca en resaltar los detalles de la piel con planos de detalle y planos medios, pieles perfectas y texturas sedosas con el maquillaje y el peinado para potenciar la belleza . Busca destacar la estética de lo humano, una técnica impecable y la belleza en definitiva como un objeto de deseo. Por otro lado, la fotografía editorial debe otorgar la narrativa visual necesaria, un relato para crear historias que ayuden a transmitir un concepto, una idea que luego creará esas emociones tan importantes de cara a la venta. El editorial no vende un producto de forma directa sino un concepto, un mood. La clave será el storytelling, la atmosfera, el estilismo y una dirección artística con coherencia visual.
La fotografía editorial y beauty son especialmente complementarias. , mientras la primera construye un universo narrativo y emocional alrededor del producto, envolviéndolo en una atmósfera seductora, la segunda se concentra en mostrar con precisión sus detalles, texturas y acabados, aportando la credibilidad y el deseo que solo da ese nivel de perfección visual. Las dos juntas consiguen que un producto deje de ser solo un objeto inerte para convertirse en un icono aspiracional que emociona y convence.
Lo vemos claro con este ejemplo para Guerlain. Como Editorial observamos todo un universo narrativo, con su fondo negro, el intenso contraluz y creando un ambiente onírico todas las partículas de perfume en suspensión. Aquí la silueta de la modelo se convierte en parte de la historia, aunque no importa tanto quién sea, sino lo que evoca. Conceptos como el misterio, sensualidad y elegancia son lo que conecta. El producto no está solo, está inmerso en un relato visual donde el perfume se visibiliza en forma vaporizada. Un contexto emocional sugerido por el perfume, más allá del simple líquido aromático en un frasco, es toda una experiencia, un aura, es deseo.
Desde el punto de vista Beauty, hay un cuidado extremo en la precisión de la técnica fotográfica. El frasco está perfectamente iluminado al contraluz, con brillos y reflejos controlados que definen sus formas y transparencias. Se aprecia el tono rosado del perfume, el cristal tallado, incluso el contraste con la mano que lo sostiene. Esa nitidez en los detalles transmite calidad, lujo y tangibilidad. Digamos que el espectador no solo imagina el producto, lo percibe como algo definitivamente real y cercano.
Como resultado de la sinergia de ambas visiones, obtenemos que el producto no es solo “un frasco” ni tampoco un simple símbolo abstracto, es un icono aspiracional cargado de emoción y a la vez tangible en su perfección material.

Fotografía de maquillaje: luz, color y detalle
La fotografía de maquillaje es la rama más quirúrgica del retrato publicitario, es una disciplina que combina arte, técnica y una profunda comprensión de la estética facial. Aunque no solo busca mostrar un rostro bonito, sino también convertir el maquillaje en el principal protagonista visual. Sirve para vender texturas, pigmentos, acabados y en definitiva una transformación. En campañas beauty o de cosmética, funciona como puente perfecto con la propia fotografía de producto: no solo se ve el envase, se ve el resultado real sobre la piel. Eso convierte un labial, base o iluminador en una experiencia tangible multiplicando su poder comercial.
Para este tipo de fotografías nos centramos en capturar los detalles esenciales del maquillaje, cuidando que la aplicación de los productos se vea impecable, y que la óptica capture la belleza, cuidando con especial esmero la iluminación consiguiendo lograr el efecto deseado.
La luz como factor determinante
Recordemos que con la luz natural podemos obtener resultados excelentes en las fotos de maquillajes suaves y naturales, asimismo podemos trabajar con luz artificial para destacar detalles controlados. La iluminación es el elemento más crítico en la fotografía de maquillaje. No solo define la textura de la piel, sino que también realza (o arruina) los matices de color y las transiciones del maquillaje. Las luces suaves y difusas, como las que ofrece una caja de luz o grandes difusores, que tanto ayudan a reducir sombras duras y favorecer una apariencia homogénea. Sin embargo, también es importante saber cuándo utilizar luces más direccionales y acentuar estructuras óseas o dramatizar un look. La temperatura de color si debe ser neutra (aprox. 5500K) para no falsear los tonos reales del maquillaje, siendo clave evitar dominantes magentas, verdes o azules que desnaturalizan la piel.
Equipo de fotografía adecuado
El equipo ideal para fotografía de maquillaje debe ser capaz de capturar con precisión altísima los detalles más pequeños. Es ideal una cámara con sensor tamaño 35mm full-frame o mayor, con una resolución elevada de 50 o más Mpx. Esto permitirá registrar fielmente las texturas de la piel, los poros, los acabados mate o satinados, y los brillos del iluminador. En cuanto a objetivos, los más utilizados son los de tipo “macro” de 90 mm o 100 mm, los cuales permiten primeros planos sin distorsión, También son interesantes los clásicos retrateros de 85 mm con aperturas amplias sobre f1.4. Aperturas que crean un bokeh suave sin perder nitidez en los puntos focales. Es muy importante trabajar también con un buen monitor calibrado y un flujo de trabajo en RAW y perfiles de color amplios para tener un control absoluto sobre la imagen en postproducción.
Las técnicas ideales
En nuestra experiencia podemos decir que la fotografía de cosméticos requiere el uso de técnicas fotográficas avanzadas y adecuadas, para lograr los resultados necesarios, como ya hemos mencionado, el uso de las mejores técnicas de iluminación es un aspecto clave, así como las de composición, encuadres, selección de fondos y una postproducción natural para corregir. La limpieza debe ser sutil, eliminando gran número de imperfecciones, pero sin borrar la textura natural de la piel, manteniendo siempre la intención original del maquillaje.
A nivel técnico, la clave está en el equilibrio entre fidelidad y estética. Se suele disparar a aperturas cerradas (f/8 a f/11) cuando se busca máxima la nitidez con profundidad de campo alta y enfoque en todo el rostro, sobre todo en tomas cercanas al “macro”. En cambio, para retratos más artísticos se puede jugar con aperturas abiertas que desenfoquen los fondos de forma orgánica y mantengan el foco sólo la zona de ojos o labios. El enfoque debe ser siempre preciso al ojo, ya que cualquier desviación arruinará el propósito, de ahí la importancia del equipo y de la habilidad del fotógrafo.


Cómo construir una estética visual coherente
Una estética visual coherente no es simplemente una cuestión de “belleza”, sino una estrategia creativa y de comunicación. Significa definir una identidad visual clara que atraviese todas las imágenes creadas, desde la iluminación, los colores y los encuadres, hasta la expresión de los modelos, los fondos, el estilismo y la postproducción. En fotografía de maquillaje, esto implica también mantener una fidelidad constante en cómo se retrata la piel, los acabados (glow, matte, glitter…), los tonos de maquillaje y la dirección de arte.
Ser coherentes consiste en que una vez se ha definido el estilo visual, ya sea una estética minimalista, o una estética dramática, cálida o editorial. Ésta se debe mantener por consistencia del concepto y no variar sensiblemente ni chocar intrínsecamente ni tampoco con el branding y filosofía de marca.
Para construir esta coherencia visual podemos seguir estos consejos:
- Define una paleta cromática: Usa gamas de colores que se repitan con intención a lo largo del proyecto. Puedes trabajar tonos neutros y piel, o atreverte con contrastes saturados si la marca es más editorial o fashion.
- Diseña tu luz: Tu iluminación debe ser reconocible. ¿Trabajas con luz suave envolvente o con un punto duro y sombra marcada? ¿Colocas contraluces de color o solo blanco neutro? La constancia en este aspecto hace que una imagen “respire tu marca”.
- Establece tipos de encuadres y composiciones: Por ejemplo, retratos centrados y cerrados, o planos medios más dinámicos. La composición también comunica personalidad.
- Cuida la dirección de arte y estilismo: Ropa, peinados, fondos, reales o digitales… todo debe hablar el mismo idioma que el maquillaje.
- Aplica una edición reconocible pero no destructiva: Tonos de piel consistentes, texturas reales, corrección cromática uniforme. Una LUT personalizada o un proceso de color propio pueden ayudarte a mantener esta identidad.
- Piensa como marca, no solo como fotógrafo: Todo lo anterior se alinea con una narrativa, una emoción, un arquetipo. ¿Tu estética transmite lujo, rebeldía, frescura, sofisticación, naturalidad? Esa visión debe guiar cada decisión y acompañarte en cada paso del proyecto o los proyectos con ese tipo de cliente.

Fotografía “aesthetic” como tendencia en redes y marcas
La “foto aesthetic” —término popularizado en redes como Instagram o TikTok— se refiere a imágenes que transmiten una atmósfera visual muy concreta, casi siempre cargada de intención sensorial: luz suave, filtros cálidos, desenfoques, grano fotográfico, detalles cotidianos estilizados, poses naturales, fondos difusos y una paleta cromática “cozy” o pastel. En el sector beauty y del maquillaje, muchas marcas han adaptado esta tendencia como una forma de humanizar sus productos y conectar con una generación que valora la autenticidad visual por encima de la perfección hiperproducida.
Lo interesante es que esta estética funciona como un puente entre la fotografía publicitaria y la emocional, ya que convierte una base de maquillaje, un gloss o un delineador en parte de una historia íntima, relajada y aspiracional. Pero ojo, porque también plantea riesgos, mal usada, puede restar impacto profesional o diluir la fuerza de un trabajo exquisitamente técnico.
El arte, el marketing y la creación de contenido nos exigen adaptarnos a las nuevas tendencias, por lo que cada día es crucial estar atentos a lo que destaca en los medios de comunicación digitales o impresos, también en el mundo de las redes sociales.
La fotografía aesthetic es una fotografía en tendencia en redes y marcas, por lo que podemos sumarmos a esa tendencia, creando imágenes que capturen la belleza desde un punto estético y artístico, el objetivo es crear imágenes que conecten con el espectador.


Aspectos técnicos de la fotografía de belleza
Aspectos que saltan a la vista entre los expertos, como ya te hemos contado anteriormente, es imprescindible aplicar los conocimientos de fotografía de una manera más específica y enfocada en los detalles, recuerda que se trata de transmitir frescura, vitalidad, salud y cuidados a través de la piel, ojos, cabellos y labios.
La fotografía de belleza es una disciplina altamente técnica donde cada detalle cuenta. Su finalidad es resaltar el maquillaje, la piel y las expresiones faciales con una fidelidad extrema y un acabado estético impecable. Para ello, la iluminación juega un papel crucial: se suele trabajar con luz suave y envolvente, utilizando modificadores grandes como octaboxes o beauty dishes difusos, palios con difusion blanca suave, etc. Todos ellos como ya hemos comentado, permiten modelar el rostro sin generar sombras agresivas. También se emplean contraluces o luces de recorte sutiles para separar al sujeto del fondo y aportar tridimensionalidad y profundidad al contorno facial. Esta iluminación debe ser constante y precisa y de temperatura neutra, siempre con el fin de conservar fielmente los tonos de los productos cosméticos y el aspecto real que toman en la piel.
Debes poner especial cuidado en estos aspectos básicos:
- La composición
- La iluminación
- La distancia focal
- El encuadre
- La exposición
- La nitidez
- El balance entre blancos y negros
- El enfoque
- La posproducción sutil
Hay otros aspectos quizá no tan técnicos que deben cuidarse también, como la precisión de los trazos de maquillaje, el estado de la piel, la limpieza en uñas y manos si están en plano, la simetría facial, la ausencia de cabellos sueltos indeseados y la correcta integración del vestuario y el fondo. La postproducción debe ser sutil, siempre conservando el carácter del maquillaje y el volumen natural del rostro. Una buena fotografía de belleza es aquella que transmite técnica sin parecer artificial, y transmite emoción sin descuidar el control visual.
La experiencia nos ha demostrado que a veces menos, es más, por lo que a partir de lo simple podemos lograr fotografías grandiosas que entre lo creativo y lo original nos cuenten una historia memorable.
Cómo se organiza una sesión con modelos y productos
Organizar una sesión de belleza con modelos y productos requiere una planificación cuidada. Todo comienza con un briefing que define los objetivos visuales, el tipo de producto a fotografiar y el canal en el que se publicarán las imágenes (social media, campaña, editorial, etc.). A partir de ahí se crea un moodboard con referencias visuales que definan el estilo: tipo de piel, acabados de maquillaje, colores, iluminación, estilismo y encuadres. El casting de modelos es clave; se buscan perfiles que se ajusten al mensaje estético, con piel bien cuidada y buena respuesta frente a cámara. Si el proyecto es complejo, se pueden incluso realizar pruebas de maquillaje previas.
Durante la producción, se despliega todo el equipo en el set con el material técnico necesario: cámara, objetivos, luces, trípodes, fondos y estación de tethering con su monitor calibrado, si se desea visualizar las imágenes o enviar a cliente en tiempo real. Se trabaja en colaboración con un equipo humano que puede incluir, además del fotógrafo, una persona de producción, un maquillador o maquilladora profesionales, asistente de fotografía digital, estilista, peluquería y dirección de arte o cliente presente. La modelo pasa primero por maquillaje, mientras se hacen pruebas de luz y encuadre con un “doble de luces”. El shooting se desarrolla por fases o productos, revisando cada toma y haciendo correcciones en el momento. Es fundamental mantener una comunicación fluida entre todos los implicados para resolver detalles en directo; desde un pliegue en la ropa hasta un pequeño exceso de brillo en la piel. Por ello todo el equipo debe visualizar las tomas en un monitor de buen tamaño y ajustes de color calibrados. La sesión finaliza con la revisión general del material y el desmontaje del set.
Una sesión de belleza bien ejecutada no se define solo por el resultado final, sino por el control absoluto de cada elemento visual, la coordinación del equipo y la fidelidad con la que la imagen comunica la intención estética y técnica del maquillaje. Es un trabajo de precisión milimétrica donde cada decisión importa y donde la experiencia del equipo y del cliente sea lo más positiva posible, idealmente superando las espectativas.

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Pablo Gil es fotógrafo y director de fotografía especializado en producto e imagen gastronómica con 25 años de experiencia en el sector audiovisual. Formado en el N.A.D. de Montreal y el Centro Internacional de Fotografía y Cine EFTI, desde 2011 dirige su propia productora audiovisual, Kamándula Producciones. Pablo ha fotografiado platos con Estrella Michelin y abordado campañas con agencias publicitarias, firmas multinacionales, medios de comunicación y grandes grupos de alimentación. Desde 2014, ha dirigido «Workshops» para fotógrafos profesionales y aficionados. Ha sido también formador oficial de Capture One Pro (2017), “Sony Europe Imaging Ambassador” (desde 2018), «Profoto Legend» (2019) y profesor de la especialidad de producto (Escuela «TooManyFlash», Madrid).
Autor de los libros: ‘Fotografía de Producto y Publicitaria‘ 2022 y ‘Fotografía gastronómica creativa‘ 2024
Puedes seguirme en Instagram: Pablo Gil Foto
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